CONCLUSIONES
El gran trabajo de los psicólogos
industriales será focalizar cada vez mejor las necesidades de los trabajadores
y ligar a éstos con los objetivos de las empresas.
Las empresas deben tender al
establecimiento de un vínculo que:
- Permita el desarrollo de todos sus asociados.
- Elimine paradigmas de control, represalias y
políticas de puertas cerradas.
- Reduzca el liderazgo autocrático y castigador.
- Deje de pensar en las personas como
extensiones de las máquinas, contribuyentes a las ambiciosas metas
financieras de la organización.
- Abandone la idea de pensar en las personas
como elementos desechables y fácilmente sustituibles por otras con
espíritu y voluntad servil.
- Abandone los viejos paradigmas de esquemas
cuasi dictatoriales.
Más aún, las empresas deben abandonar su
comportamiento de organizaciones fuertes, sólidas, con finanzas sanas y
participantes en mercados internacionales, pero con trabajadores forzados a
cumplir tareas y jornadas arduas en condiciones laborales desagradables,
sumidos en la pobreza, conformes con su insana condición, renunciando a
principios, valores y metas, y dispuestos a bajar la cerviz como único recurso
de supervivencia; es decir, deben abandonar el papel de empresas globales muy
ricas con trabajadores pobres.
Si se eliminan con soluciones efectivas
estos factores que afectan a la base trabajadora, la organización completa
podrá encaminarse como un modelo de organización moderna socialmente
responsable.
Es necesario trabajar en un modelo que
cumpla con las expectativas de ambas partes, llevando de esta forma a emerger
la nueva tendencia de las empresas de primer mundo, empresas con una alta
producción y rendimiento económico y apego al cumplimiento de las normas
gubernamentales y ambientales, pero con un alto grado de satisfacción del
cliente interno, es decir, la clase trabajadora, que representa el soporte de
la compañía y la verdadera razón de existencia de la organización.
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